miércoles, 3 de diciembre de 2008

Entrevista a Patricia Hakim

Por Gonzalo Cueto y revista Plus

Patricia Hakim conceptualizó y coordinó el programa Entrecampos Regional, realizado en la Argentina durante los meses de abril y julio de 2008 (Resistencia, General Roca, Tucumán, Rosario). Esta iniciativa surge como un modelo de intercambio y debate entre escenas artísticas de provincia, que buscó “pensar en los procesos de construcción de la obra individual y promover la reflexión crítica de la obra del otro, apuntando a la doble condición del artista en tanto productor y a la vez, intérprete y público”. La presente entrevista intenta indagar la significación que le cabe a un proyecto de entrelazamiento regional como Entrecampos, con las lecturas que pudieran extraerse para la realidad de nuestro propio campo artístico local-regional.

Desde tu experiencia como coordinadora de Entrecampos Regional, ¿cuales crees que son los potenciales y dificultades comunes que atraviesan a la producción de obra, de los artistas visuales que trabajan en regiones de Argentina?

Comenzaré respondiendo por el lado más incómodo de la pregunta: sobre las dificultades más visibles que encontré en la producción de obra, en algunas provincias argentinas. Lo primero que podría decir que percibí es que en muchos casos se reproduce la superficialidad de los lineamientos establecidos y convalidados del sistema internacional del arte, sin procesarlos, o sea, apropiándoselos como realidad ajena, ya sea en su historia como en su circunstancia. A modo de ejemplo, sería como tomar el reflejo de un espejo, que no proyectara la imagen propia sino otra, y sin replantearse profundamente los motivos por los cuales las situaciones se dan de esa forma, se construyera, desde esos reflejos impostados.

Como consecuencia de este punto de vista, considero que resulta necesario realizar un análisis más profundo sobre la cuestión de la consolidización de la identidad argentina, ahondando en la singularización de cada región, para poder reconocernos en nuestras semejanzas y discrepancias, para poder tomar así, decisiones propias. Sería a través de la indagación del reconocimiento de uno mas un otro, aceptando a cada uno con sus diferentes contingencias, desde donde se podría demarcar la obtención de particularidad y de intensificación en la obra de arte.

Otro factor importante que dificulta el buen desarrollo del trabajo en las distintas regiones, es la falta de mercado, de apoyo nacional, municipal o privado, o sea de inyección de dinero para que los productores puedan vivir de su quehacer. La interacción entre los institutos de formación y el circuito externo del arte es prácticamente inexistente, salvo algunas pocas excepciones.

Los artistas se han conformado en pequeños grupos de autogestión con el fin de compensar las carencias, las faltas de estímulo y el aislamiento con que se encuentran diariamente. Esta metodología de autoformación colectiva es una las características más prominentes que se pueden encontrar en las distintas regiones de la Argentina. Podríamos decir que estas unidades de trabajo cooperativo, funcionando a pulmón, se convierten en los impulsores de los acontecimientos que hacen a la actividad del arte contemporáneo en cada escena local.

¿Como identificar en la práctica aquello que estanca y aquello que potencia a una escena local, cual es el límite, la diferencia entre una resistencia dañina y un valor diferencial local?

Se pueden destacar como prácticas potenciadoras de una escena local, aquellas acciones que insuflan energía revitalizante al medio, logrando trascender las fuertes tradiciones que tienden a encapsular a regiones aletargadas. El valor diferencial que aportartan las nuevas prácticas, debe estar sustentado por en la calidad de los conceptos y de los objetivos que se proyecten trazar. Considero a la renovación de las prácticas y al diálogo, entre otros, como valores contribuyentes destacables, que deben funcionar en paralelo a la intensificación de lo genuino que se puede hallar en cada región. El binomio de los nuevos aportes, por un lado, con la especificidad local, por el otro, es lo que dará como resultado el plus diferenciador regional. Se trata de encontrar en los desarrollos que oscilan entre los culto y lo popular modos singulares que ayuden a inscribir a esa región dentro de un mapa mas amplio.

Respecto a la reproducción superficial de lineamientos artísticos que caracteriza a parte de las escenas artísticas de provincia ¿Crees que la formación de público sería un aspecto que pudiese revertir esa situación, en tanto este actúe como un agente examinador de las prácticas artísticas regionales?

No, no creo que el público, en tanto sea sólo un público examinador, pueda llegar a ser capaz de revertir la calidad de los lineamientos artísticos de la producción de su respectiva región. No es solo desde el lugar de la emisión del juicio de valor del público desde donde se construyen escenas, sino desde la cooperación y formación del mismo.

La formación del público puede estar relacionada a la oferta de calidad de eventos que se le ofrece, por un lado y por el otro, con la preocupación que se dispone en su propia formación. Podríamos decir que dentro del campo visual hay un gran divorcio entre sus actores y su público. Descuidando de esta forma al destinatario que apreciará la obra. Por lo tanto encuentro aquí una falta a considerar. No hay que olvidar que para que una escena se constituya como tal deben funcionar todas sus partes constitutivas: Artistas, teóricos, instituciones, público y mercado.

Si bien en Buenos Aires existen docentes e instituciones preocupados en transmitir las claves para la comprensión del arte contemporáneo, esto no se termina de conformarse como un movimiento eficaz a la hora de formar coleccionismo, entre otras cosas.

Encontramos en la exposición de los lineamientos del programa Entrecampos expresiones tales como: dinámicas de presentación - devolución, cuestionamiento del propio quehacer, reconocimiento del otro, las cuales percibimos remiten a una crítica consistente de la privatización del trabajo artístico, y que asimismo proponen vías para la generación de la individualidad y la diferencia a partir de un intenso flujo relacional. En tal sentido, quisiéramos nos comentaras hasta qué punto consideras los diversos programas de intercambio, que tienen y han tenido lugar en Argentina -incluido Entrecampos- , potencian el papel crítico que pudiera caber a la producción de lo común (y a la generación de diferencia desde la integración), y cómo ello confronta la homologación de los códigos y la organización hegemónica del sistema arte.

Me preocupa el doble rol del artista en tanto persona que integra una comunidad y como creador. Por lo siguiente, en los programas que armo, trato de generar campos para el desarrollo de estas dos instancias. El rol del artista se ha desdibujado, se ha hibridizado y los límites que tocan su producción están en constante desplazamiento.

En muchas escuelas de arte, aún se fomenta la concepción del artista que aislado y encerrado en su taller encuentra su verdad, para poder así plasmarla según lo que su inspiración le dicte. Encuentro que esta actitud apartada del contexto, torna en individualista y autorreferencial a la figura del artista. Muchos artistas contemporáneos tienen la necesidad de debatir y de pensar sobre su trabajo, ya sea antes de realizar un proyecto o después de concretarlo, para comprender mejor las cuestiones laterales que se desprenden del mismo. Considero que a través del pensamiento colectivo, de intervenciones directas, de una crítica constructiva y de la autocrítica, se favorece la actitud de hacerse cargo de los problemas planteados y como consecuencia pueden suceder cambios genuinos en los planteamientos. Se intenta que no sea sólo la materialidad lo constitutivo de la obra, sino también el pensamiento del artista. También disiento con el criterio del “maestro” como aquel que tiene una verdad revelada y se le debe rendir honores, sin siquiera formular cuestionamientos.

Por estas situaciones organizo dinámicas para que el participante reciba sobre su producción, una pluralidad de voces que apunten con su lectura en el epicentro del planteo, recibiendo, por ende el participante, una polifonía de observaciones que aspire a provocar, en el artista, la toma de decisiones precisas sobre el camino elegido. Lo que propongo desde el diseño de los programas, es que el artista ahonde en sus planteos singulares, evitando replicar problemas universales y genéricos, que trabaje con hipótesis reales o no, sobre “su contingencia”. Cualquiera que sea su ubicación geográfica, si se toca lo profundo de su circunstancia, podríamos decir: “Pinta tu aldea y pintarás al mundo”.

Sobre esas “contingencias locales” en donde el artista desarrolla su “movilidad”, ¿cómo ves esta relación, entre contingencia local y movilidad, pensando o imaginando en regiones donde la tradición de los géneros artísticos carecen de historia y abren la posibilidad a los artistas a asumir el desafío de buscar modos flexibles de desarrollo y conexión con otras escenas y artistas?

Aún se encuentran terrenos en estado virginal en el interior del país. En aquellas regiones donde no hay un anclaje histórico afianzado de la comunidad con las artes visuales o donde no se las desarrolla a conciencia, hallo como un gran desafío su puesta en práctica. Pero ocasionalmente se juntan las fuerzas de determinadas personas que, por sus ganas y pasión, generan propuestas interesantes de debate o de exposición en su región de pertenencia, para paliar así con la desidia cultural de los organismos públicos.

Estos artistas-gestores se encuentran casi obligados a viajar a otros sitios, para formarse o para adquirir los conocimientos, que por la propia falta de iniciativa institucional local no se encuentran desarrollados en su región. Lo que sucede de interesante, es que una vez adquiridos, buscan la forma de trasferirlos a su localidad, por su propia iniciativa, incluso solicitando apoyo a instituciones internacionales. Se podría decir que de alguna manera, este intento de construcción de escena lo viven como “su causa”. Estos grupos autogestionados son el motor que puede lograr cambiar el perfil a la localidad.

Finalmente, considerando la presencia de Ticio Escobar, Justo Pastor Mellado y Luis Camnitzer en Entrecampos Regional ¿puedes extraer una lectura acerca del nivel de relación e intercambio entre escenas locales latinoamericanas, y cuál es la proximidad o disposición que tiene la crítica y la práctica curatorial de nuestra región en ese plano de vinculaciones?

Todo el equipo de trabajo de Entrecampos Regional está interesado no sólo en consolidar las conexiones y acercamientos entre las distintas regiones latinoamericanas, sino también en resquebrajar las fronteras que muchas veces nos dividen o asilan. (Pero este es mas un tema de política cultural nacional que de teoría). En ese sentido considero que las distintas bienales latinoamericanas funcionan como grandes conectores regionales, aunque esos eventos no alcancen realmente como para decir que América Latina tiene lazos fluidos de intercambios. Es más, considero que se sabe poco y nada de la historia y de la contemporaneidad de lo que sucede en los países vecinos. Hay muy pocos eventos, muestras o información de artistas consagrados o emergentes de un país latinoamericano en otro.

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