martes, 22 de junio de 2010

Plus de Relaciones

Editorial

En el presente número de Revista Plus, hemos continuado con la política de entrelazamiento horizontal, potenciado a su vez el carácter transversal de las relaciones. Pare ello convocamos a un grupo de autores que ya habían prestado su apoyo y colaboración a la revista, para que dispusieran de sus propias redes en la producción de un diálogo con otros agentes de su interés; del mismo modo solicitamos la participación a un colectivo que, si bien desarrolla su acción en el campo de la investigación militante, hemos considerado que otorga herramientas a la capacidad crítica que nos proponemos desplegar.
Así se conformaron ciertos espacios provisionales de intercambio y reflexión, de los cuales ha dependido la posterior elaboración y edición de unos textos en diversos formatos. Cabe mencionar, también, que esta dinámica fue la guía en el trabajo de diseño realizado de forma compartida por Gerardo López y Daniel Cartes.

El resultado de los contactos y los diálogos se expone mayormente en la forma de la entrevista. Y reconocemos que nuestra expectativa situaba esta instancia como una mediación hacia un segundo nivel de elaboración discursiva que pusiera en marcha las inquietudes instaladas por la relación entrevistado/entrevistador. La conformación de la asociación dialógica que colocamos como condición de los textos se vio muchas veces dificultada y sólo logró concretarse luego de redoblados esfuerzos. ¿Cuestión de tiempos disponibles, de ritmos? ¿Cuestión de disposiciones para enfrentar una propuesta de trabajo colaborativa y relacional? Sin duda, no podemos ser categóricos a ese respecto; sólo cabe intentar hacer de esta primera tentativa de producción textual cooperativa una experiencia útil para motivar y definir nuevos modelos que inviten a intensificar similares zonas de intercambio.

Este interés señala el modo en que concebimos el desarrollo y las implicaciones futuras de Revista Plus. Hablamos de experimentar el trabajo editorial como un espacio que favorezca relaciones imprevistas, que remuevan aquel universo preconcebido de maneras y conceptos que cierran el campo artístico sobre sí mismo. Para ello vemos necesario generar instancias de confrontamiento, intercambio, coproducción; ciertamente, ya no exclusivamente desde ni para el delimitado lugar del arte. De este modo, podemos reconocernos en la acertada definición del trabajo editorial que propone Lujan Castellani, registrada en la presente publicación: “La edición como productora de dispositivos del hacer con otros para establecer relaciones diferentes e imprevistas como forma de diálogo. Una coproducción de formatos que posibiliten nuevos encuentros.”

En este sentido, los análisis incluidos en este ejemplar se posicionan con diversos niveles de intensidad crítica. Contamos con textos que manifiestan una preocupación por la necesaria existencia y desarrollo de infraestructuras para la producción cultural artística, demanda enfrentada al carácter precario de nuestra institucionalidad cultural. De igual modo, parece quedar sugerida en algunos textos la necesidad de desplegar estrategias de autovaloración por parte de los propios agentes artísticos, a través de la generación de espacios de contacto y relación, para así evitar que las instituciones se conviertan en validadoras de experiencias e iniciativas, o administradoras de una cooperación social, que se han conformado ajenas a cualquier tutelaje, apoyo o asistencia.


En la medida en que esto aparece considerado con mayor contundencia en los textos que conforman este número de Revista Plus, los análisis tienden a explicitar la relación entre las modalidades experimentales de contacto/encuentro y la apertura de las prácticas/acciones, instituciones y sentido que ello hace posible. De tal forma, apreciamos que la publicación actual cuenta con textos que representan posiciones diversas en lo relativo al desmontaje de los valores y las creencias sedimentados en el medio artístico. Junto a una preocupación recurrente por las alternativas de construcción social del valor de la producción, los análisis presentan muy diferentes modos de abordar una cuestión que en definitiva tiene rango instituyente; tomando las palabras del Colectivo Situaciones, “(…) se posicionan con diversos niveles de intensidad reflexiva y crítica con respecto a la condición mediática que hoy tiene un rol decisivo en la producción circulación de los enunciados que producen institución”.


Así vemos que el diálogo de Daniel Reyes con Joaquín Cociña, salta desde la preocupación por la circulación de la práctica artística hacia el vínculo entre el carácter local y la condición necesaria de la colectividad de producción. Se indica la precariedad material y la limitación de los medios de consumo de bienes culturales para entonces reconocer como alternativa la apropiación de los recursos comunes, cercanos y a la mano, entre los que cabe destacar la capacidad de comunicación, coordinación y colaboración. Por otro lado, el texto de Jorge Sepúlveda supone una interacción en diferentes escenas del campo artístico argentino. Desde una serie de consideraciones situadas en una tradición epistemológica parece sugerirse el paso a lo que podríamos denominar una investigación-acción participante en la conformación de escenas locales.


La conversación entre Pablo Cottet y Guadalupe Santa Cruz transita por el señalamiento de las dimensiones vitales y moleculares que recubre el continuo universalizante del concepto de Ciudad. De ese modo, en último término, parece quedar sugerida la compatibilidad entre determinadas prácticas que escapan a la espacialización museal para implicarse en el sustrato creativo de la ciudad, sus decires y usos; escritura constante, que se superpone a la norma administrada.

Soledad Novoa y Ángela Ramírez destacan las múltiples indicaciones a la necesidad de recuperar la capacidad de interpelar las lecturas dadas, la normalización. Teniendo como horizonte tal propósito se indica con concisión el papel que cabría a la recuperación del debate y la discusión como herramientas necesarias para poner en entredicho la estandarización y las naturalizaciones que eventualmente encubren las efectivas condiciones de práctica artística local. Además, en paralelo con una práctica artística que conflictúa la dimensión de lo público, podríamos reconocer una indicación sobre la necesidad de recuperar espacios para el ejercicio ciudadano que puedan interrumpir, o al menos remover, el dominio vertical y tecnocrático de los llamados asuntos públicos y de sus instituciones.


En el texto de Gonzalo Pedraza, comentado por dos profesoras de las escuelas que participaron en su proyecto “Colección Vecinal” (Caxias do Sul, 7 bienal de MERCOSUR), la finalidad pedagógica es pertinentemente forzada y apartada de su corriente servicio a la propagación de un habitus o de aquellas creencias que determinan el consumo artístico. Muy contrariamente, parece indicarse la alternativa de desarrollar una precisa indicación sobre la ideología visual artística como plano privilegiado para ejercitar la capacidad de criticar la representación que demanda la primacía contemporánea de la imagen en la producción de mundo. Paulina Varas, en tanto, especifica con mayor concisión una serie de conceptos que señalan diversas dimensiones de la relacionalidad, acotando sus operatividad dentro de unas políticas ciudadanas y artísticas, a través de unas prácticas impulsadas por el deseo de componer lugar y asegurar su sustentabilidad.


Las alternativas de intercambio son también abordadas en el diálogo que sostuvieron Lorena Betta y Fer Figheras, indagando las “formas emergentes de interacción social” que ofrecen las herramientas de la Web 2.0. Sin embargo, más allá de los recursos que hoy se encuentran a mano gracias al avance tecnológico de la red, se advierte la idea de reapropiar dichas herramientas para la conformación de espacios que posibiliten relaciones de una intensidad otra, no controladas ni preconcebidas. Por otro lado, el ensayo de Cristian Muñoz sostiene las alternativas de crítica en tanto despliegue de experiencias de autoorganización colectiva que desde el campo artístico rompen precisamente su condición de campo limitado, alcanzando otros planos de concreción y significación.


El Levante nos ha enviado los comentarios y reflexiones por parte de quienes participamos en el taller “La edición como dispositivo de acción e interacción”, realizado en octubre del año pasado, en Rosario. Las experiencias e inquietudes compartidas en dicho taller han encontrado espontánea prolongación en un diálogo que se multiplica a través de los diversos correos electrónicos editados por El Levante; discusión enriquecida en torno a la editorialidad que permite aproximarnos a modalidades de trabajo en continuo cuestionamiento y exploración.

En el conjunto Gonzalo Cueto/Eduardo Rapimán, ha funcionado intensamente la modalidad de trabajo que propusimos; maximizaron las alternativas de intercambio, registrando textualmente los momentos de contacto directo y los resultados o efectos de aquel proceso dialógico inicial. En este encuentro apreciamos el señalamiento de lo borroso, de lo carente de delimitación precisa, como aquello que escapa a las identificaciones estereotipadas o las compartimentalizaciones que establece el poder (y que por tal razón constituyen la base de las estrategias de resistencia en un territorio bajo continua amenaza policial). Con diversos énfasis, ambos textos parecen apuntar “una frontera abstrusa” que serviría a la resistencia: el eclecticismo en respuesta a la asimilación.

Cerramos esta breve referencia a los contenidos presentes en esta publicación con el texto aportado por el Colectivo Situaciones, el cual fue releído e intervenido con una serie de notas a pie de páginas por El Colectivo, de Bolivia. Aquí se indaga intensamente la encrucijada, el impasse, al que se ven enfrentadas las alternativas de autoorganización, los experimentos de la sociabilidad y la política; se trata de un contrapunto significativo que prescinde de asuntos o motivos exclusivamente artísticos, atisbando la densidad y complejidad de las situaciones en que se procura hacer la experiencia de lo político, de los modos de organizarse con connotación política; cuestión que visualizamos como muy atingente al medio artístico.

Por último, quisiéramos reafirmar nuestro compromiso con las formas de encuentro y relación que pretende señalar y potenciar esta publicación. Ciertamente, asumimos este desafío como un terreno de experimentación, y este ejemplar - aún un índice de la potencialidad que vislumbramos en la editorialidad concebida efectivamente como un “espacio de acción e interacción” – abre la posibilidad de acrecentar y seguir mediando este tipo de vinculaciones. Con todo, los textos presentes en Revista Plus Nº 7 nos permiten advertir una percepción compartida en torno a la necesidad de fomentar la emergencia de espacios de cooperación ajenos a una producción inmersa en la lógica mercantilista del valor. Es decir, una investigación dedicada a sustraer la colaboración de los lugares que hoy le asigna la producción capitalista y sus expresiones concretas en el medio cultural.

1 comentario:

doryangray dijo...

Hola chicos PLUSS estuve en el lanzamiento de su revista en Temuco, y escuché atentamente lo que me pareció es una excelente idea, siempre he creído que el arte no es más que un acto ególatra de comunicación, y que el sin fin de revistas revisan este estado y le dan un tinte místico y excepcional, al final llenando de búhos la cabeza de las personas.
El hecho de que ustedes fijen su intención en la comunicación y el dialogo entre autores del cual podremos aprender entender e interpretar pasos que son certeros y no simples evocaciones llenas de eufemismos (conceptos conceptos!) los hace y vuelve contundentes en el mensaje. Bien por ustedes muchachos logran darle a esto un toque sustentable y real.