martes, 22 de junio de 2010

¿Arte y pedagogía?

Gonzalo Pedraza

En la actualidad la relación “arte y pedagogía” ha resonado con gran intensidad. Si bien este ruido, que a veces por moda se vuelve perjudicial para las agendas del arte, ha hecho también pensar a los artistas, curadores, críticos y agentes, en la posibilidad de establecer vínculos entre su quehacer y la información que se le puede entregar a individuos que han estado fuera de los radios del “arte”. Esta cuestión de “formar vínculos” entre el arte y lo social ha tenido una larga tradición que no sólo le debemos a la vanguardia, sino que también se detecta tanto en los espacios de formación visual antiguos, como en las prácticas visuales fuera del sistema occidental.
El texto que presento a continuación es un ejercicio de reflexión que interroga la posibilidad de “enseñar arte” a partir del proyecto de curaduría “Colección Vecinal” aplicado en la 7ª Bienal de MERCOSUR. La fundación Bienal de MERCOSUR ha desarrollado a lo largo del tiempo un espacio para la pedagogía. Su encargada, Mónica Hoff, ha desarrollado varias condiciones para la “vinculación”, mencionada anteriormente, convocando a profesores y expandiendo los límites de la ciudad a varios espacios que quedan fuera los eventos artísticos. En la 6° Bienal de MERCOSUR, Luis Camnitzer reinventó la idea generando material, discusiones, vinculaciones y actividades elaborando un puente productivo entre el arte y el público. Para la versión de la 7° Bienal de MERCOSUR la curaduría de Camilo Yáñez y Victoria Noorthoorn titulada “Grito y escucha” invitó a Marina de Caro para realizar la curaduría del proyecto pedagógico. Este consistió en convocar a doce artistas que estuvieran desarrollando un proyecto artístico que pudiese ser realizado en una comunidad cercana a Porto Alegre y que tuviera un “alto capital pedagógico” para ser aplicado en las escuelas pertenecientes a la comunidad.

Bajo esta dirección fui invitado como “artista” a realizar el proyecto “Colección Vecinal” en una ciudad llamada Caxias do Sul, a unas dos horas de Porto Alegre. Esta invitación me significó varias preguntas en torno al proyecto. Colección Vecinal consiste en la recolección de las ideas en torno al “arte” de un grupo delimitado de personas a través de la búsqueda de los cuadros colgados en sus casas. El método parte en detectar a un grupo de co-curadores que ayuden a la búsqueda, para ir junto a ellos preguntando puerta a puerta: ¿me presta su obra de arte?, allí el morador elige uno o varios cuadros que considera como tales y los presta. Se reúne una gran cantidad para posteriormente estudiar cada imagen y luego montarla a modo gabinete de aficionado. Este proyecto se basa en el modelo de las pinturas que efectuó Teniers II para catalogar el gabinete del archiduque Leopoldo Guillermo en el siglo XVII. El proyecto fue llevado a cabo en 2008 en Galería Metropolitana, recolectando alrededor de 300 cuadros que fueron dispuestos según los criterios de diferencia y semejanza, dando como resultado tres grupos centrales: paisaje, naturaleza muerta y retrato. Cada cuadro fue dispuesto según su género y entre ellos se elaboraron diálogos, o intertextos, creando narrativas que iban en múltiples direcciones. Colección Vecinal en Caxias do Sul se propuso del mismo modo, pero mutando debido a la diferencia en escala geográfica, relaciones sociales, cuestiones de raza, género y poder; propios del contexto de una ciudad que establecía sus propios parámetros.

El proyecto tuvo una segunda línea que consistía en participar en las escuelas con el fin de entregar el método para que los propios estudiantes pudieran realizar su Colección Vecinal. Reunimos cinco escuelas que detectaron a sus curadores y coleccionistas, y que finalizaron también en un gabinete que entregaba un repertorio visual de su contexto escolar.

Cuando Marina me explicó la idea del proyecto pedagógico me pareció extraño que mi proyecto fuera invitado. Habían varias cosas que metodológicamente el proyecto evadía. No enseñaba arte, sino que estudiaba lo que las personas consideran como tal en un determinado contexto. No está de acuerdo con la idea de que un grupo de especialistas entregan su información hacia los “inexpertos”. Consideraba las ideas de todos sin tampoco caer en una generalización. Pone en tela de juicio la idea del curador como un sujeto que trabaja objetos que institucionalmente se consideran como “arte”. El proyecto entraba al espacio ambiguo y extraño de lo que significa decidir qué elemento es arte para cada uno y como esa decisión se materializaba en un objeto/cuadro que poseía varios signos materiales que lo codificaban.

Para las escuelas elaboramos un plan de conferencias a profesores en la localidad de Caxias do Sul, allí se les entregó el método de trabajo y además se les explicó la idea del proyecto en relación con el consumo visual de los alumnos, viendo imágenes de los “maestros de la pintura” y cómo esas imágenes eran reapropiadas por la publicidad, los programas de televisión y los dibujos animados. En las conferencias los profesores contaban su experiencia de enseñanza de arte, los nombres de Van Gogh, Gauguin, Dalí, resonaban con molestia entre todos los presentes. Nos preguntamos si se enseñaba arte, concluyendo en cierta medida que sí, al entregar la imagen y los datos de una serie de individuos que institucionalmente se consideran como artistas y a sus objetos producidos como obras de arte; no supimos tampoco responder a la pregunta de si es necesario o no realizar tal esfuerzo, pero si quedo claro que la idea actual de entregar conocimientos de arte contemporáneo a los alumnos puede recaer en lo mismo del pasado, quizás en años más se sigan revisando de forma idéntica a los “contemporáneos” que se transformen en clásicos, los apellidos cambiarían y se seguiría con la idea de la “obra maestra” en combinación con los datos biográficos.

El artista visual Luis Camnitzer publicó el libro “Arte y enseñanza: la ética del poder” (2000). En una serie de capítulos desarrolla la idea y posibilidad de enseñar arte, Camnitzer estudia las condiciones de tal empresa, a través de ejemplos y agudos análisis, terminando en una serie de ejercicios para realizar con los alumnos. Este modelo me pareció interesante –y que podríamos ver aplicado también en la sexta Bienal– entendiendo que la persona que los traspasaba era un artista, un productor de objetos que según parámetros institucionales es considerado arte, la idea de la enseñanza del arte se traspasa también en clave de producción de arte, pero ¿qué sucede con la historia del arte? Sigamos con el tema planteado anteriormente. No es imprescindible cambiar los temas, sino más bien sacar provecho de ellos con el fin de enseñar las modalidades visuales que enfrentamos en la actualidad. Por ejemplo, Van Gogh se podría analizar según los procesos de la pintura y la materia, vinculándolo con todo el proceso de la antiforma norteamericana que comprendía el soporte material como cualidad formal. O en el caso de Dalí la idea de representar imágenes de los sueños, realizando un diálogo con la memoria y lo visual desde la perspectiva de la neurociencia. El proyecto Colección Vecinal también aglutinaba imágenes de paisaje, una clase de botánica se podría aplicar para el estudio de especies y suelos, o de las flores y sus lugares de procedencia. El currículo de las artes visuales se expande por tanto a la representación de imágenes como ley general, siendo las artes un espacio para el estudio metodológico y para la producción técnica de tales elementos. Colección Vecinal se plantea también como un estudio sobre las ideologías del arte en espacios que están fuera de su radio de poder y representación, entendiendo que todos somos parte de una ideología visual que permea y dictamina nuestros consumos que afectan también nuestra mirada.

“Arte y pedagogía” es una relación también tramposa si no definimos en un principio la idea de arte que queremos transmitir y las metodologías de transmisión. Lo que hoy entendemos por arte se constituyó recién en el siglo XVIII, y ha sido ocupado para definir las producciones visuales de espacios que jamás habían tenido tal denominación. Recién el “arte chino” se constituye como tal en el siglo XIX cuando se reúnen las producciones visuales en una sola vía (caligrafía, pintura, cerámica), hasta el día de hoy se discute su pertenencia, quedando claro que la idea de “arte chino” se expresa cuando el coleccionismo se interesó en objetos exóticos que podían alcanzar gran plusvalía en mercado occidental al utilizar el término. Colección Vecinal investiga como proyecto tales condicionamientos, comprendiendo a cada ejercicio de inserción (en la comuna de Pedro Aguirre Cerda en Santiago de Chile, y Caxias do Sul en Porto Alegre, Brasil) como un lugar de conocimiento de mundo que posee en un mismo espacio las señales culturales de los materiales, las imágenes, las historias y las relaciones sociales que se generan a partir de un proyecto “artístico” que se pregunta sobre su propia condición de arte y problematiza aun más la idea de enseñanza del “arte”. Al comprender tal concepto desde la matriz ideológica, como un modo de hegemonía para la representación de un sector de clase, género y poder, el proyecto pesquisa algo parecido, pero situado desde un lugar que también huye de las condicionantes “políticas” o “críticas”, planteándose como un ejercicio genealógico en torno a la idea de arte que se posa sobre un determinado contexto, y como esta se reinventa, reapropia y crea nuevas y extrañas condiciones.

Revista PLUS me invitó a escribir este texto en diálogo, para lo cual invité a las profesoras que participaron coordinando el proyecto en sus escuelas. Para ello les pedí sus testimonios que contribuyen a la investigación sobre arte y visualidad que plantea Colección Vecinal.

Testimonio de la Escuela “Ismael Chaves Barcellos”, profesora Kelen Ricardo dos Reis

Se escogió a la 5ta serie para la realización del proyecto debido a que en ese periodo se da inicio a los estudios en Historia del Arte. Bajo tal dirección se torna fundamental que los alumnos comiencen a percibir y entender al arte como el fruto de una sociedad en la que está presente en nuestras vidas desde diferentes formas.

El proyecto causó gran interés en los alumnos, lo que facilitó el trabajo de investigación, búsquedas, entrevistas, montaje y organización de la exposición. Se trató de cuestionar lo “que es arte o no” siendo ya desde el siglo XX una discusión propia de la historia del arte, y que en el día de hoy continua como una constante reflexión, tanto del punto de vista del espectador como del artista contemporáneo.

Iniciamos el cuestionamiento sobre el concepto de arte y curaduría (término desconocido por ellos). Los alumnos hicieron pequeños ejercicios de curaduría, utilizando imágenes seleccionadas por temas. Estas imágenes fueron organizadas de diferentes formas y registradas a través de fotografías, para su posterior análisis. Después de los ejercicios, discusiones y lectura de imágenes, los alumnos partieron la recolección de obras de arte junto a sus familiares, amigos y conocidos. Fueron orientados para embalar y catalogar adecuadamente cada obra recolectada.
A través de la recolección de las obras, los alumnos pudieron observar y analizar diferentes tipos de “obras de arte”, muchas veces cuestionándose: ¿eso es arte? Tales cuestionamientos generaron conversaciones en la sala de clases, que con certeza, ampliaron sus conocimientos sobre “arte”, permitiéndoles un nuevo mirar. Fueron seleccionados cuatro alumnos como curadores que fueran responsables del montaje, monitoreo, divulgación, inauguración y cierre de la exposición. La realización de este proyecto proporcionó un gran crecimiento no solo de los alumnos que participaron, sino que también de toda la comunidad escolar envuelta. Consideramos la propuesta más que adecuada para “despertar el arte” de los alumnos, porque también se jugaban cuestiones significativas, no solo para el aprendizaje de “arte”, sino también para el desenvolvimiento de habilidades como la reflexión, la autonomía, la responsabilidad, el pensamiento critico y la organización.

Fue una gran posibilidad de mostrar a los alumnos y a la comunidad escolar que arte es parte del cotidiano de las personas, y que desde allí se pueden plantear una ruptura de paradigmas.

Testimonio “Escuela Villa Lobos” profesora Isadora Demoliner

Una de las metas de la enseñanza del arte es proporcionar a los alumnos una visión más intensa y cuestionable sobre sí mismos o sobre el mundo. La construcción de esa mirada no solamente puede establecerse a través del arte del “pasado”, de los “maestros consagrados”, sino también de la exploración de los lenguajes artísticos producidos en la actualidad. Es importante mostrar a los alumnos la producción de la humanidad, pero también lo que ella esta produciendo ahora, realizando links por “entremedio” de la línea del tiempo. Compartiendo la idea de que la enseñanza estando en sintonía con la producción de arte puede generar conocimientos muy enriquecedores para profesores y alumnos, participamos del proyecto Colección Vecinal –uno de los proyectos de la 7ª Bienal de MERCOSUR. Ser parte de un proyecto que envolviera una situación artística que se da en tiempo real es una experiencia que nos desafía, que puede tornar a las clases innovadoras y peculiares.

Al presentar el proyecto a los niños, entre la edad de siete y once años, conversamos sobre lo que sería la exposición de arte de la Bienal de MERCOSUR: qué tipos de arte podrían estar en exposición, quién escogía las obras de arte, qué era un curador, qué sería un objeto artístico; y, si ellos tenían y podían prestar un objeto de arte de su casa para el montaje de la exposición. Desde el inicio de año estuvimos trabajando cuestiones sobre el concepto de arte y los tipos de arte, y, acredito que la construcción de pensamiento desde los cuestionamientos señalados, tornaba más fácil a los niños familiarizarse con la Bienal, sus obras y proyectos.

Asimismo sin tener muy claro el concepto de curador, palabra novedosa que tomaba mayor importancia, generó una gran expectativa para los niños en escoger a quienes harían la curaduría. Después de escoger a los curadores responsables en recolectar los objetos, los alumnos tuvieron como misión buscar en sus casas algo que pudiese ser arte para ser parte de la exposición.

Surgió la primera duda: “¿será que en mi casa hay arte?” En un primer momento, pocos consiguieron objetos y otros tantos pensaron no poseer nada parecido, talvez por el recelo de traer algo que no fuese denominado como arte. Para que se sintiesen en confianza, iniciamos una conversación y sus dudas aparecieron: “¿una foto puede ser arte? ¿un adorno puede ser un objeto de arte? ¿puedo traer un CD?” los propios alumnos respondieron a los otro: “ah, yo creo que tu adorno es una escultura, entonces es arte; la fotografía es un tipo de arte, entonces sirve; si a ti te gusta y es importante para ti es un arte”. Así, a través del intercambio de opiniones, se fue tejiendo un concepto de lo que podría ser un objeto artístico o Arte. Más alumnos tuvieron coraje y trajeron sus objetos artísticos. Los co-curadores separaron los objetos por temas y catalogaron los nombres de los coleccionistas. Montamos una pequeña exposición con todos los objetos artísticos recolectados. Alumnos y padres fueron convidados.

Ciertamente la relación del proyecto Colección Vecinal fue muy importante para toda la comunidad escolar Villa Lobos. Los alumnos tuvieron la oportunidad de ser parte la creación de una situación artística de un evento como la Bienal de MERCOSUR, participando en un proceso de curaduría y montaje de una exposición. Muchas personas de la comunidad nunca habían estado en una exposición de arte, sus objetos impregnados de sus historias nunca fueron tan valorizados. Para los educadores fue, sin duda, una oportunidad de ruptura, percibiendo la diversidad del planeamiento, el cual no se limita a la apreciación de imágenes del arte erudito, sino que también a la experimentación de lenguajes del arte contemporáneo, que fluyen rápidamente, muy cerca de nuestros alumnos. El educador necesita estar atento y aprovechar las movilidades artísticas que se generan a su alrededor. Y todos, alumnos, padres y educadores, pueden pensar sobre arte no solo en museos y galerías famosas, sino que también en sus calles y villas más humildes, pues depende de la cultura de cada lugar y del deseo de tonar algo en arte o no.

No hay comentarios.: