domingo, 24 de junio de 2007

Discusión Transpacífico



Ofrecemos aquí algunas ideas intercambiadas a partir de la difusión del texto “Transpacífico” de Gerardo Mosquera, el cual resume los criterios curatoriales involucrados en dicha exposición. Esperamos que este procedimiento los mueva a compartir sus impresiones.

Claudio:

Cristian, este es el texto de Gerardo Mosquera de la última muestra del Palacio de la Moneda. Se llama TRANSPACIFICO.


Transpacífico

Gerardo Mosquera

http://www.ccplm.cl/index.php


Se habla con frecuencia del aislamiento geográfico de Chile, de su posición remota. También de su extraña configuración: una franja de tierra estrecha y prolongada, extendida a lo largo del Pacífico austral, separada del continente por una cordillera y un desierto, y cerrada al sur por la Antártica. Es como si el país hubiese sido diseñado a manera de un largo mirador al Pacífico. Para Chile, el océano constituye una fuente primaria de recursos naturales, pero la vida económica y cultural de la nación ha tendido hacia Occidente. No obstante, Chile es el único país latinoamericano que cuenta con población oceánica: los habitantes de la Isla de Pascua. Ésta constituye el territorio más alejado de cualquier otro en el mundo, lo que pareciera subrayar el "remotismo" del país.


A pesar de su ubicación, Chile ha sabido jugar bien la carta de la globalización neoliberal. Es hoy la economía más boyante de América Latina, y –aunque mantiene enormes desigualdades— el único país en la región con esperanzas de desarrollo en virtud de su crecimiento económico sostenido, estabilidad política y bajo nivel de corrupción. De remoto, ha pasado a ser global, aunque sólo en términos comerciales y de telecomunicaciones. Precisamente, los cambios en el mundo y la rearticulación de los circuitos económicos han hecho que la extraña posición y configuración de Chile lo conviertan en una base americana ideal hacia la pujante área económica del Pacífico asiático. Es como si el Pacífico fuese su destino natural, o, más aún, como si el país hubiese sido concebido futurísticamente para el año 2050, cuando dicen que el centro económico del planeta estará en China, Japón y sus

alrededores.


Los intercambios económicos, comerciales y financieros entre Chile y las naciones del Pacífico asiático se han desarrollado en los últimos años, y, obviamente, continuarán haciéndolo a grandes pasos. Chile es ya la plataforma de entrada hacia América Latina del "neoimperialismo socialista" chino, ávido de minerales y alimentos. Sin embargo, las relaciones culturales con el otro lado del Pacífico son limitadas o casi inexistentes. De una parte, los circuitos culturales siguen a los económicos, y la dinámica hacia el Pacífico es reciente. De otra, Chile continúa teniendo una cultura bastante introspectiva y endogámica a pesar de su competencia global en el plano económico. Comienza a surgir una conciencia de esta situación, que ha producido esfuerzos pioneriles por establecer conexiones con el Asia del Pacífico en el terreno de las artes plásticas. Me refiero al proyecto Travesías, de intercambio bilateral de exposiciones con museos asiáticos, lanzado por el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago bajo la dirección de Francisco Brugnoli, y la muestra de arte chileno Fantasmatic, curada por Luz María Williamson, que itineró por Asia.


La pertinencia de desarrollar vínculos en este terreno entre Chile y aquella región no proviene sólo de la conexión económica. Las naciones del Pacífico asiático poseen algunas de las escenas artísticas más pujantes y provocadoras hoy día. En la mayoría de estos países los artistas pasaron de la cultura tradicional al arte contemporáneo internacional, saltándose el modernismo. Esto los ha dotado de una frescura y un desembarazo particulares, a la vez que ha producido un diálogo enriquecedor entre la tradición y la contemporaneidad, entre lo local y lo internacional. Sus obras, en general, son con frecuencia atrevidas, insólitas, de escala ambiciosa. Los artistas del lado de allá del Pacífico participan muy activamente en los circuitos internacionales, pero no tienen aún una presencia adecuada en América Latina. En el costado chileno existe una escena artística amplia, sofisticada, rigurosa, de primera importancia en nuestro continente, pero muy necesitada de apertura y confrontación internacional. El establecimiento de lazos a ambos lados resulta natural y mutuamente beneficioso.


Es crucial para las culturas "periféricas" y "emergentes" desarrollar vínculos horizontales, que no tengan que pasar necesariamente por los centros culturales y de saber, comunicación y legitimación hegemónicos. Estos circuitos pueden actuar como nuevos espacios de vida cultural, contribuyendo a una pluralización activa, crítica, legitimando en sus propios términos, construyendo nuevos epistemes, desenvolviendo acciones alternativas. Se impone la necesidad romper el trazado colonial y promover circuitos Sur-Sur que propicien otros diálogos y otros criterios de valor, resultado de intereses, experiencias e historias diferentes. Sólo así podrá salirse de la condición subalterna y diversificarse e internacionalizarse la cultura –y el mundo— de modo real, a partir de posiciones y dinámicas culturales diversas. La consolidación de nuevos circuitos enfrentará además la planitud y redundancia extendidas por cierto cosmopolitismo superficial fruto de la globalización.


La exposición Transpacífico aspira a avanzar en esa dirección, sin el carácter institucional que posee Travesías. Su idea es bien simple: realizar un primer encuentro transpacífico en Santiago entre artistas del Pacífico asiático y Chile. Es como una primera cita en la que los artistas trabajan juntos para realizar una exposición sin tema específico, desencadenando un diálogo tanto entre ellos mismos como entre las obras que exhiben y sus espacios. De este modo, Chile toma de nuevo la iniciativa, usando para ello un centro ligado a un lugar de fuertes reverberaciones simbólicas mundiales como es el Palacio La Moneda. El eje de la muestra será la noción misma de encuentro, que refiere a exploración, espontaneidad, apertura, intereses comunes y cosas compartidas, a la vez que al deseo, tensiones, disfrute y contradicciones de las diferencias. El encuentro como conocimiento y aventura, como duda, como espejo poliédrico, y sobre todo como detonador de futuro, como inicio de relaciones y proyectos.


Las obras de ambos lados del Pacífico comparten un espacio de exposición abierto, sin subdivisiones. Más que actuar como una metáfora acerca del encuentro de los trabajos, la distribución articula una interacción visual y conceptual entre ellos y con su ubicación. Se ha buscado así establecer un ámbito con su propia atmósfera visual y a la vez una trama de voces y sentidos. Más allá de sus temas, las obras comparten varios rasgos generales: empleo frecuente de la imagen virtual y las nuevas tecnologías –de las cuales fue un pionero Juan Downey, quien abre la primera sala—, desembarazo, coherencia visual entre ellas por encima de sus diferencias técnicas, uso del humor como herramienta crítica, creación de tropos sencillos, directos, de impacto, pero portadores de significados sutiles, complejos, que lidian con las madejas de este mundo cambiante. Un aspecto importante es la espectacularidad de las piezas, y me refiero no sólo a la escala sino a su carácter. Resultan muy convenientes algunas aperturas del arte actual hacia recursos de la cultura de masas, el humor y el espectáculo, cuando éstos propician la construcción de sentido y la comunicación con un público más vasto. Si vivimos inmersos en una "sociedad del espectáculo", puede resultar muy efectivo para el arte valerse de algunos de sus recursos en una perspectiva diferente.


Cuando hablo de diálogo no me refiero necesariamente a armonía o idilio. Uso el término más bien en la perspectiva de Mijail Bajtín, como un intercambio no exento de afasias y contradicciones, pero regido por la voluntad de comunicar. Así, la noción bajtiniana de lo "ajeno-suyo", o de lo que "nos pertenece y no es nuestro", que diría Ítalo Calvino, modulan este primer encuentro transpacífico, que aspira a tender puentes al conocimiento, el intercambio y el mutuo disfrute y aprendizaje.


La exposición no busca representaciones nacionales ni surveys regionales. Todo lo contrario: se basa en los artistas como individualidades, en un número voluntariamente reducido de ellos, y en la muestra como hecho visual, artístico y cultural. La cantidad limitada de participantes permite que cada uno pueda contar con espacio y presencia suficientes para comunicar adecuadamente su discurso. También ha facilitado mantener un nivel de excelencia entre los artistas y piezas seleccionados, y tejer una exhibición donde las distintas obras y poéticas puedan encontrarse y responder al difícil y colosal escenario del Centro Cultural Palacio La Moneda. Dada la ubicación de este último en el centro de Santiago, y la gran cantidad y carácter popular de los visitantes que está atrayendo, otro factor importante fue reunir obras aptas para comunicarse con este público, y a la vez ser valiosas en términos artísticos especializados. Así, todas las obras son capaces de crear una zona secante entre círculos populares y de élite. La selección se fundamentó además en el espíritu contemporáneo de los trabajos y poéticas de los artistas, y en su capacidad para bregar con cuestiones del mundo actual: efectos de la globalización, modernizaciones "periféricas", urbanización acelerada y sin control, reconversiones de la cultura tradicional, consumo, comunicaciones, preponderancia de la imagen tecnológica... Todo este conjunto de aspectos determinó la elección final de expositores y obras capaces de "encontrarse" de modos diversos.


De este modo, la labor del curador, más que dirigirse a construir una exposición muy conceptualizada, ha consistido en actuar como una suerte de celestino artístico y cultural, creando un espacio para una primera cita en Santiago de artistas y obras poco conocidos entre sí. A la vez, su esfuerzo se ha dirigido a hilar una muestra coherente bajo el signo del encuentro y la actualidad: dialogante, propositiva, de impacto, que nos habla de problemas que compartimos hoy a ambos lados del Pacífico.


David

19-may-2007 16:07


Mosquera y Transpacífico.

Interesante el texto de Gerardo Mosquera, señala claramente el modo en que operan gran parte de los gestores culturales identificados con la pragmática del arte contemporáneo, y cuya principal característica es precisamente no sólo el discurso bien intencionado, sino ante todo la gestión y consolidación de eventos como TRANSPACÍFICO.


Sin embargo, resultan un tanto inquietantes los fundamentos manejados por Mosquera al momento de presentar su propuesta curatorial; en primer lugar, es preciso apuntar que el diálogo y el intercambio – como instancias potenciadas en esta muestra – no representan en verdad ningún valor en sí mismas, puesto que toda exposición de esta envergadura supone poner en práctica una política de relaciones sin la cual nunca se llegaría al "producto final", es decir, toda exposición supone potenciar algún grado de relaciones, entre las obras, los artistas, el público, las instituciones, etc. Distinto es hablar de procesos relacionales o agenciamientos (experimentales, discursivos) entre artistas que antecedan y "construyan" dicha exposición, cuestión que no se presentaría en la curatoría de Mosquera pues como él mismo señala, su trabajo intenta en primer lugar hacer coexistir a un grupo diferente de artistas (pertenecientes a zonas culturales "no hegemónicas") esperando que tal aproximación genere diálogos más productivos en el futuro. Se potencia el intercambio, sí, pero a la saga del intercambio comercial, el más importante argumento al momento de generar este encuentro como el mismo Mosquera lo dice (muy en el tono de la política cultural de Cancillería: intercambio comercial – intercambio cultural).


Con todo, lo más preocupante a mi juicio es el acento que pone en la internacionalización del arte y el carácter que éste debe tener para "triunfar" en ese ámbito: la espectacularidad. ¿Será esta la apuesta para superar el carácter "sofisticado" y las rencillas entre "grupitos" que caracterizan al arte chileno (de Santiago)? Si como dice Mosquera "Chile ha sabido jugar bien la carta de la globalización neoliberal", ¿se hace necesario ahora que el arte también ponga sus fichas en este orden? En este sentido los artistas de Asia nos darían el ejemplo pues "Sus obras, en general, son con frecuencia atrevidas, insólitas, de escala ambiciosa. Los artistas del lado de allá del Pacífico participan muy activamente en los circuitos internacionales".


En cierto modo, lo que pretende Gerardo Mosquera con TRANSPACÍFICO es fortalecer la comunión entre espectacularidad (obras a gran escala, de alto impacto mediático) y el interés del ciudadano común en el arte, lo espectacular como el más inmediato rango de aproximación del “ciudadano de a pie” con la práctica artística contemporánea. Esta idea lo lleva a mandarse una frase de antología: "Las obras fueron escogidas pensando en la familia obrera que viene con los niños"…

Ver http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20070514/pags/20070514204422.html


¿De que se trata eso? ¿Un guiño al slogan del "gobierno ciudadano"? ¿Una ironía? ¿Buenas intenciones?...en fin todas cuestiones a discutir…


Pedro

19-may-2007 17:44


Ellos ahí, con su edificio de grietas, fisuras de un espacio mal construido, salas de exposición con muros que son "hermoseados" con antelación al discurso inaugural. La impermeabilización de la humedad un par de horas antes de la inauguración y las improvisaciones durante el montaje reflejan a su vez la distancia entre el discurso curatorial y la inexistente interacción incluso de los artistas que son agente y parte de la muestra colectiva transpacífico, entre el público, la figura y discurso de la ministra de cultura.

Importa acaso la negativa de gu wenda de asistir a un espectáculo demasiado alejado de los verdaderos circuitos de poder. Residente en New york deja a los organizadores con un ticket aéreo New york - Santiago de chile - New york sin ocupación.... ninguno de los artistas asiáticos asiste ni al montaje ni a la muestra ( solo como anécdota)… la chilena con el piso de cobre hecho por reos y financiada parte por Codelco, reside actualmente en Barcelona...

"Un arte para el obrero y la familia del obrero", ¿un cesante sin familia?, no pensemos en otras posibles construcciones de interacción. Un arte para los dominados, un espectáculo que maraville por su "monumentalidad" y puesta en escena... transpacífico intenta generar dialogo entre los pueblos ubicado a los lados del océano pacífico en el marco de las relaciones comerciales, pero con artistas no residentes al otro lado de la costa... o acaso usted en la inauguración vio a alguna familia de obrero... jajajajaja...

la carta de la globalización neoliberal, las fichas jugadas por parte de un grupo de bienintencionados protagonistas de la escena política chilena. Es ahora el turno de sus amigos artistas bienintencionados a la apertura al mercado, a los sitios internacionales donde si ocurren disposiciones validadas, a la instauración del espectáculo, de la participación, la interacción y hermandad entre ellos, su monumental obra y los atónitos espectadores.

en construcción… piter.


Cristian

21-may-2007 11:56


Diálogo entre jaguares. Un diálogo forzado entre sistema e individuos.

Al momento de revisar el texto de la muestra Transpacífico experimenté una extraña sensación, cruce de la satisfacción al reconocer en sus argumentos una valorización de las alternativas de diálogo y contacto, y de una gran inquietud ante la sospecha de que una interpretación en tal sentido se abría en provecho de -para legitimar- una organización, y sus negociaciones, para las que poca o ninguna importancia reviste el papel de las comunicaciones en las nuevas formas de asociatividad. Es decir, la declaración de buenas intenciones en la que queda comprometida la idea del diálogo, constituiría una operación que especula con la presencia y valor de nuevas formas de relación, al parecer, únicamente para darle un trasfondo social y humano a unas operaciones que se mantienen en el campo de estratégicas y negociaciones propio de la escena hegemónica del arte contemporáneo, y muy especialmente de la cultura devenida en instrumento de política y negocios. ¿Otro caso de falsa conciencia? Sería posible hablar de recuperación, de incorporación de la crítica, mediante un mero ejercicio discursivo que remarca el valor del libre ejercicio del diálogo como factor plenamente inducido por la estructura de una gran gestión institucional.

No puedo dejar de pensar en el trabajo de un ilusionista, que distrae la atención del público para hacer pasar el engaño. El argumento de Mosquera contiene la muy atrevida maniobra de apelar a los beneficios para la convivencia y los individuos resultante de un gran proyecto de la administración económica y cultural; contiene la enorme paradoja de sugerir que la estructura y el sistema, el "gobierno", de los intercambios económicos y culturales, estarían en consonancia con la preponderancia que el plano de las elecciones y decisiones cobra en el contexto de los procesos intensificados de desemplazamiento e individualización, y también en la constitución de las comunidad desancladas de formas tradicionales de pertenencia.

Es muy esclarecedor tu enfoque, se ha hablado contundentemente de diálogo, pero es muy fácil encontrar en aquel texto evidencias que indican que en último término la presencia artística asiática en Chile aspiraría a constituirse en modelo paradigmático de una gestión estratégica; pretendería dar lecciones de cómo la "espectacularidad" puede garantizar a la producción cultural su buena acogida en los mercados. Así mismo, en aquella muestra la cuestión de las relaciones principalmente ha estado remitida al espacio de las instituciones, sin que los "artistas seleccionados" (selección: maniobra únicamente pensable en una estructura jerárquica) hayan establecido la clase de contacto con -la clase de apropiación de- aquellos aparatos institucionales que requiere el establecimiento de un agenciamiento que renueve o amplíe las posibilidades de acción de los individuos. ¿Será que en las palabras de Mosquera se alcanza a escuchar el murmullo procedente de un diálogo entre "jaguares" compartiendo las fórmulas para un mejor desempeño en la jungla de la competencia?



Gonzalo Cueto

29-jun-2007 9:27

¿Las obras, fueron escogidas pensando en la familia obrera que viene con los niños?

http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20070514/pags/20070514204422.html

O acaso le tergiversaron la frase. Dentro de Mosquera habitaría una pulsación de un logs que concibe una familia obrera sin hijos. Con que niños vendrá la familia obrera?, ya que queda claro, que no son sus hijos, es que esta familia obrera sería una especie de grupos de eunucos que cuidan algo. Me pregunto en como ha empezado esta era Mosquera y su importación desde la Dirac, para producir y maquillar un Discurso sobre Arte chileno contemporáneo de exportación. Me pregunto también si acaso esta era seguirá con la Trienal de Santiago y que otras formas mas se ensayarán. De seguro nos tendremos que remitir luego a los estatutos de ProChile. Para crear un diálogo entre dos costas que no se miran se nos hace pasar como anfitriones de una operación que en su rendimiento sublimado apela a crear una posible respuesta internacional. El Océano Pacífico generador de Tsunamis o Maremotos?. El problema principal del texto de Mosquera es que a mi entender, no se quema con nada, cuando habla de la cultura del espectáculo y una visión diferente desde el Arte, aquí no profundiza en algo que podría ser un aporte, solo conecta con el típico bienintencionado discurso de un objetivo cultural-económico. O el arte chileno será contemporáneo solo cuando decore los espacios empresariales de Honk-kong o Shangay. Como se dice en otro comentario sobre este texto, Arte y negocios siempre han estado juntos, pero, el dispositivo que opera en Transpacífico aparece descaradamente como un diálogo artístico, siendo que en el mismo texto se autodesmonta. Chile ha sabido jugar las cartas de la globalización, aquí, el texto de Mosquera se convertiría en cómplice de un Neoliberalismo falsificador de conciencias. Y es que es imposible que se considere a Chile como un país jugador o con un papel activo dentro de la globalización, mas bien nuestro país sería un exelente lugar de ensayo y dominación. Sin duda quizás Mosquera nunca ha visto la erosión de múltiples colores en nuestras tierras, ni la multiplicación postminimal de las hermosas plantaciones de pino oregon, o el impresionante color azul del cielo Santiaguino. Cuando hace tatuar sobre la piel de una joven el dibujo de una serpiente mordiendo una estrella, para promocionar su texto "Copiar el Edén"( Arte chileno contemporáneo desde 1973), repartido a todos casi los consulados de Chile en el extranjero. Está sintomatizando con el logos de la gran serpiente del engaño, que generando conocimiento desde una escena fascinada, vende y promociona la interacción de los Eunucos familiares, llevándolos de tour por el nuevo subterráneo del postbombardeo. (aquí se esconderían, las marcas tatuajes de la copia que se repiten constantemente) este comentario, se basa en una invitación desde www.revistaplus.blogspot.com sobre el texto de la exposición Transpacífico, en el www.ccplm.cl , curada por Gerardo Mosquera. Mis apreciaciones las baso solamente desde el texto de la expo que se puede leer cualquiera de los link anteriores. Gonzalo Cueto.

El comentario de Gonzalo se encuentra también en http://www.temucovisualclub.blogspot.com/



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